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sábado, 5 de abril de 2014

No necesito ropa; me arropa el olor de ayer.


-          Imaginémonos esto, todos somos niños jugando con legos, haciendo poco a poco nuestro gran castillo, pues bien, lo que nos diferencia es que cuando se aburren lo deshacen y crean uno nuevo con esa sonrisa de ilusión en la cara, pero nosotros no, no damos empezado de 0 otra vez, una vez que tenemos el castillo hecho solo queremos empezar a jugar, a veces pienso, que vamos demasiado rápido. Pues yo, sonreiré con esa ilusión y empezaré mi castillo de nuevo.

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Te explico el juego, contarás hasta cien, y mientras cuentas te irás olvidando poco a poco de mi. De mi vida, de que te conozco… Olvidate de todo, desde que empezó aquel 3 de octubre, de tu felicitación en forma de “puedo quedarme dormir?”, de los días que pisabas más mi casa que la tuya, de los “solo vengo a ver una peli” y te quedabas tres días, de los jueves de “nos quedamos viendo una peli” y llegar a casa de mañana, de las noches sin dormir, de las discusiones sobre que película veríamos, del olor de mi pelo, de mi sonrisa cuando me despertabas con un beso, de los “Andrea, creo que te quiero” y de mis respuestas sobre el tiempo, de los juegos tan macabros que teníamos a ver quíen jodía más, de los “preséntame a esa chica”, de los “haz lo que te de la gana”, de los “no te vayas sola a casa, espérame”, de aquella fatídica noche en la que solté aquel “Puede que me gustes más de lo que creía”, de aquella increíble noche en la que no conseguíamos salir de la cama, de cuando me pasé con el alcohol y acabamos en la bañera, del “no te vayas”, del venga sal, a las 5 te acompaño a casa por la maleta y ya te vas en el bus de las 6:30, del “pierde el bus y ven dormir conmigo”, de los “yo hoy salgo, tu como veas”, y los “tu casa está muy lejos”, de venir a mi casa de mala gana, del rímel en la almohada, del “puede que vaya buscar algo serio por ahí”, de la primera y última mañana que no hubo beso de buenos días, en fin, de todo. Al contar cien, yo me habré escondido para no volver a verte, y tu no me puedes buscar. Si me encuentras has perdido. Es sencillo, pero no fácil (para mí).

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