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lunes, 19 de septiembre de 2011

Ciento veintiséis.


Pero de nuevo asalta la duda, una penumbra breve, un espacio de la vida al que no ha tenido acceso. Y su frágil seguridad se deshace en un abrir y cerrar de ojos, como un helado en manos de alguien decidido a hacer dieta un día de mediados de agosto, en la playa.



Y parece ser que aún queda algo,como después de comer,
 cuando te queda comida entre los dientes...

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