Ni las substancias ilegales me ayudan a sonreír,
me he cansado de perseguir la nicotina que quedaba entre sus dientes.
Camina tropezando con ella misma, esos tacones le están destrozando los pies, quizás pensó que con un poco de altura alguien se fijaría en ella. Llueve, pero a ella eso le da igual, hay tanto alcohol en su cuerpo que ni aunque granizaran pelotas de tenis las notaría. Se para, mira hacia atrás, luego hacia adelante. No hay nadie.
Sola, es la palabra con que lo defino, no hay nada, ni nadie que la motivara a seguir adelante, quizás fue miedo el que hizo que cruzara rápido y no se quedara en medio de la carretera. Fuera lo que fuera, se levanto el domingo con una gran sonrisa en la cara y a medida que pasaban los minutos los centímetros de su sonrisa se acortaban...
No sé si es culpa del domingo, el que haga que me sienta así, o si es la falta de cariño, o simplemente si es que no obtengo la motivación suficiente. Pero si me paro a mirar atrás me doy cuenta de una cosa, siempre estoy acompañada, pero en el fondo siempre estoy sola, escondida detrás de esa sonrisa tan falsa...
Y es que me estoy ahogando en un vaso de ginebra...
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